Nuestros escritores. Luis Ignacio Serrano López
Una noche singular
Estaba con unos amigos un fin de semana en el Cañadío. Como siempre andaba a la búsqueda de alguna fémina que colmara mis sentidos con solo su apariencia. Mas he de reconocer que detrás de una hermosa estampa, se puede esconder un feo e inmundo espíritu. (y eso va tanto, para hombres como para mujeres)
Pues estando acodado a la barra de un establecimiento de la zona (con una caña de cerveza delante que me decía: bébeme bébeme... ) Se puso a mi lado un individuo de una edad bastante superior a la mía, y como quién no quiere la cosa, se puso a dirigirme la palabra como si me conociera de toda la vida. Como yo no soy el típico “malas pulgas” que enseguida hecha a la gente de su lado, sobre todo si no la conoce, le seguí la conversación. Me preguntó donde iba a ir después de salir de este local. Pensé que debería ser de fuera: Tal vez de Bilbao, de Burgos o Asturias, y por eso no conocía la ciudad. Me dijo que era de aquí, de Santander. Entonces le pregunté, cual era el problema entonces. El me dijo: “Que era un niño muy malo.” (el). Yo le pregunté que qué mal había hecho para calificarse de esa manera: “¿Has cometido algún crimen? ¿Has estado en la cárcel?” Le dije.
“ No, nada de eso” me dijo. “Sencillamente hago cosas inmorales, pero nada relacionado con la violencia.”
“Entonces no eres tan malo.” Dije.
“Si, si lo soy” . Insistió.
“Bueno, si es algo relacionado con el Sexo (que a mi entender es lo que me quieres decir) no lo veo tan malo. Infinitamente peor es la violencia.”
“Si, pero ya sabes como es esta ciudad... aquí mi inclinación es un escándalo.”
Entonces comprendí que lo que me quería decir es que era homosexual. Pero yo soy una persona de mente abierta, y no me importaba.
Sus ojos me miraban intensamente, como si me quisieran taladrar, y comprendí...
“Lo siento colega, pero con todos mis respetos, mis gustos son opuestos a los tuyos.”
“¡Pero yo quiero salir contigo!” Replicó.
“ Mira, lo más que puedo ofrecerte es mi amistad, por que a mí me gustan las tías un huevo”.
A todo esto, mis amigos estaban alucinados, y hasta escandalizados por la conversación que tenía con este curioso individuo. “Dile que se valla... “ me llegó a susurrar uno al oído. “Por cierto, nos vamos al baño.” Me dijo el otro amigo.
Nuestro invitado quedó impresionado al ver que mis dos amigos se iban juntos a los servicios. Y por su expresión, pude adivinar que pensaba que los dos eran de su misma condición sexual. “Valla valla, tus dos amiguitos se van juntos al baño...” yo no dije nada.
“Bueno, ha sido un placer conocerte.” Nos estrechamos las manos, y el se marchó cabizbajo. Yo iba a decir algo referente a nuestra futura amistad, pero se alejó de mi a paso rápido. ¿Qué podía hacer yo? Sabía que yo no le había correspondido como el hubiera querido. Pero si a mí solo me atraen las mujeres, no es culpa mía. También echando la mirada hacía atrás, recordé la cantidad de chicas que habían pasado de mí, y que a mí tanto me dolió por lo mucho que me gustaban. Seguro que cualquiera( sea homo o hetero) a tenido mejor suerte en el amor que yo. Incluso ese posible amigo que se marchaba decepcionado. Si yo he sabido encajar tantas derrotas en el amor, creo que cualquiera puede hacerlo.
Al día siguiente mis dos amigos me sermonearon: “¿Cómo se te ocurre ir con un tío como ese?” “Así no nos vamos a comer una rosca...” Yo le miré fijamente a los ojos y le dije: No pienses tanto en comer roscas y ama la vida. Querido P.E. y te aseguro que serás mas feliz.